Wednesday, November 09, 2005

Concierto para piano y orquesta nº2 en Si bemol Mayor de Johannes Brahms (el último romántico)


Hubo un tiempo hace 4 ó 5 años, cuando empecé a descubrir más y más la música clásica en que Johannes Brahms se convirtió en mi compositor favorito. Y es que tiene piezas absolutamente líricas como el tercer movimiento de su cuarta sinfonía. Otro día les hablaré de él. Hoy le toca el turno a mi concierto favorito para piano y orquesta, que escuché ayer en baluarte interpretado por la Orquesta Sinfónica de Euzkadi y Nelson Freire al piano.
Debe ser un concierto bastante popular entre las orquestas autonómicas porque al ponerlo en google me ha saltado entre otras la de Málaga y la de Canarias con ella en sus programas de los últimos meses. Y con la anecdota de que en su momento estuve a punto de regalar un disco de este concierto interpretado por Barenboim y la leyenda "Donde Chopin -vos- y Brahms se dan la mano" XD les dejo su biografía.

Fecha de Nacimiento
7 de Mayo de 1833
Lugar de Nacimiento
Alemania - Hamburgo
Fecha de Muerte
3 de Abril de 1897
Falleció en
Austria - Viena


Compositor, pianista y director de orquesta alemán, nacido en Hamburgo el 7 de mayo de 1833. Fallecido en Viena el 3 de abril de 1897.

I.- PRIMEROS AÑOS DE SU CARRERA

Johannes Brahms era el segundo hijo de Johann Jakob Brahms, contrabajista de la orquesta municipal de Hamburgo, quien al principio se ganaba la vida tocando en las tabernas de la zona portuaria. Fue su padre quien le dió las primeras lecciones musicales. Johannes estaba precozmente dotado para la música. De niño ideó un sistema de notación musical propio antes de saber que ya existía uno. A los ojos de su familia, el pequeño sin embargo tenía un defecto: su pasión por el piano, considerado por su padre un “instrumento para ricos”, y que por otra parte faltaba en el modesto hogar familiar.

En 1840 su padre le envió a tomar clases con el maestro Otto Willibald Cossel, discípulo a su vez de Eduard Marxsen, cuya reputación era reconocida en toda Alemania del Norte. A los diez años, Brahms dió su primer recital privado de piano, lo que le valió ser tomado como estudiante por el propio Marxsen en persona. Técnico de primer orden, Marxsen formó a Brahms en la composición, inculcándole el gusto por Bach, Mozart y Beethoven.

Paralelamente a sus estudios, el joven Brahms comenzó a trabajar como músico para contribuir al presupuesto familiar. Entre los doce y los veinte años, dió clases, acompañó a cantantes al piano, tocó en espectáculos de marionetas en el teatro municipal, tocó el órgano en algunas iglesias, y por las noches tocaba el piano en las tabernas. Paradójicamente, fue en este último ambiente donde Brahms adquirió otra de sus pasiones: la lectura. Se cuenta que incluso digitando sobre el teclado, no quitaba los ojos de algún libro abierto sobre el piano. Al mismo tiempo, con diversos seudónimos, publicó algunas partituras de danzas y fantasías sobre arias de moda. Pero a causa de su perfeccionismo, no conservó ninguna de estas obras de juventud, que comprendían sobre todo numerosos Lieder inspirados en sus lecturas. Finalmente, el 21 de setiembre de 1848, se produjo su primera presentación como solista en un concierto público.


II.- ENCUENTROS SIGNIFICATIVOS

En su actividad musical nocturna, Brahms conoció en 1849 a Eduard Reményi, violinista húngaro especialista en música gitana. Brahms y Reményi organizaron una gira por Alemania en 1853.

Durante esta gira, Reményi le presentó en Hannover a su condiscípulo, el ilustre violinista Joseph Joachim (1831-1907), director de música de la corte en ese entonces. Este encuentro fue el punto de partida de una gran amistad y una fecunda colaboración entre Joachim y Brahms, que durararía toda su vida. A continuación, Brahms y Reményi se presentaron en Altenburg (ciudad al Este de Weimar) con una carta de recomendación de Joachim dirigida a Franz Liszt. Pero el joven músico no se sentía cómodo en ese ambiente; la música de Liszt no le conformaba: influenciado por Marxsen, Brahms era entonces rebelde a toda innovación. Reményi prefirió permanecer junto a Liszt, y Brahms partió de Altenburg solo. Con numerosas cartas de presentación firmadas por Joachim, se dirige a Maguncia, Bonn y Mehlem. En Mehlem se alojó en casa del rico melómano Deichmann, y allí comenzó a interesarse en la música de Robert Schumann.

El 30 de octubre de 1853, el músico fue recibido por Robert y Clara Schumann en Düsseldorf. Desde el primer contacto, Brahms y Schumann simpatizaron. Al piano, Brahms interpretó su “Sonata en do Mayor opus 1”. Impresionado por las dotes de Brahms, Schumann escribió un altisonante artículo ( “Nuevos Caminos” ) en el periódico musical “Neue Zeitschrift für Musik” con fecha 28 de octubre de 1853. Allí elogiaba a Brahms como un “nuevo mesías del arte”. También fue gracias a Schumann que la casa editora Breitkopf publicó algunas de sus composiciones juveniles.

Antes de partir Brahms, Schumann le encargó componer el “scherzo” de una sonata para obsequiar a Joachim: la Sonata “F.A.E” (iniciales de “Frei aber einsam”, “Libre pero solitario”, máxima de Joachim). Después de un breve pasaje por Leipzig (donde se reencontró con Liszt y conoció a Hector Berlioz), Brahms regresó en 1854 a casa de Robert Schumann, permaneciendo en Düsseldorf hasta la muerte de este compositor en 1856. En cuanto a Clara Schumann, mujer catorce años mayor que él, se ha conjeturado que Brahms se enamoró de ella en secreto. Sin embargo, aunque Brahms visitó frecuentemente a Clara, la acompañó en giras de conciertos y la consideraba como su “ángel inspirador”, no puede afirmarse que se haya concretado ningún vínculo amoroso entre ambos.


III.- DETMOLD, HAMBURGO, VIENA

En 1857, Brahms solicitó y obtuvo el cargo de Director de Coros en la corte del príncipe de Lippe, en Detmold, puesto que ocuparía hasta 1859. Allí tuvo oportunidad de familiarizarse con la música de cámara. En la corte de Detmold trabajó con tesón, adquiriendo solidez técnica y perfeccionándose como músico. De esta época datan sus celebradas "Serenatas".

En enero de 1859 tuvo lugar en Hannover la primera audición del “Concierto para piano Nº 1 en re menor”. Sin embargo, una semana después, el éxito de Hannover no se repitió en Leipzig. Brahms renunció a su cargo en la corte de Detmold, que no se adaptaba a su personalidad marcadamente tímida. Se trasladó entonces a Hamburgo, su ciudad natal. La tercera audición de su concierto en esa ciudad (marzo de 1859) tuvo mejor recibimiento. Pero de todos modos, durante los dos años siguientes, Brahms descuidó su producción sinfónica y se dedicó a los Lieder y la música de cámara.

En Hamburgo, Brahms esperó en vano que se le ofreciera algún puesto oficial en la actividad artística: pero aunque estaban vacantes los cargos directivos de la Academia de Canto y de la Orquesta Filarmónica, no se le tomó en cuenta. El compositor comenzó a alejarse frecuentemente de Hamburgo, dando recitales en Hamm, Oldenburgo, Colonia y otras ciudades. De hecho, desde que dejara la casa paterna, el músico había estado llevando una vida itinerante: desde ese momento, Brahms nunca habría de pasar más de seis meses en el mismo sitio, incluso después de su traslado a Viena.

En 1860 firma junto a Josef Joachim y otros dos músicos, un “manifiesto” contrario a la escuela “neo-alemana” de Liszt y Wagner, considerada “música de futuro”. Este fue tal vez un error en su carrera. Brahms nunca fue afecto a discusiones; quizás fue persuadido a entrar en esta polémica. Lo cierto es que durante bastante tiempo, este “manifiesto” le ganó fama de ser reaccionario.

En octubre de 1862, Brahms dejó Hamburgo y se trasladó a Viena. En la capital austríaca tuvo un recibimiento que superó sus esperanzas, contando con el apoyo y admiración del célebre crítico musical Eduard Hanslick (1825-1904). A principios de 1863, ya le habían ofrecido el puesto de Director de coros de la “Wienere Singakademie” (Academia de Canto de Viena). En mayo de ese año tuvo lugar su debut al frente de la Singakademie, obteniendo reconocimiento a pesar de la severidad de su estilo interpretativo. Pero en 1864 pidió la renuncia para poder dedicarse a la interpretación y la composición.

Con treinta años y en plena posesión de sus recursos pianísticos, multiplicó sus conciertos, tratando de imponer sus propias composiciones, como las “Variaciones y fuga para piano sobre un tema de Händel” (obra estrenada por Clara Schumann). Al presentar al violinista y director Joseph Hellmesberger (1828-1893) el manuscrito de su “Cuarteto con piano en sol menor”, recibió el siguiente elogio: “Brahms es el heredero de Beethoven”. La obra se interpretó el 16 de diciembre de 1863, pero fue acogida con reservas. En otro concierto se ejecutó su “Cuarteto con piano en
la Mayor”, y se cantaron algunos de sus Lieder. Esta vez el propio compositor pudo decir:
“El cuarteto fue recibido del modo más favorable, y además tuve un éxito extraordinario como pianista”. En febrero de 1864 mantuvo una cordial entrevista con Richard Wagner en los suburbios de Viena, pero sus temperamentos eran muy distintos como para llegar a comprenderse. Algo más tarde, se encontró con Johann Strauss hijo, “el rey del Vals”, cerca de Baden-Baden.

Hacia 1865, Brahms tenía terminado su “Deutsches Requiem op. 50” ( “Réquiem Alemán” ), así llamado porque el texto está tomado de la traducción alemana de la Biblia hecha por Lutero. Este “Réquiem”, estrenado tres años más tarde, estaba dedicado a la memoria de su madre y la de Robert Schumann. De 1866 a 1868, las giras de Brahms lo condujeron a Holanda, Bratislava, Budapest, Copenhage y Suiza. De este período de intensa actividad data la “Rapsodia para contralto, coro masculino y orquesta”. Con el estreno de “Réquiem Alemán” en la catedral de Brenna en 1868, Brahms empezó a ser reconocido como gran compositor en toda Europa.

En 1870, conoció al eminente pianista y director Hans von Bülow (1830-1894). Pronto von Bülow se contó entre sus admiradores. Juntos emprenderían giras de conciertos, y en varias oportunidades, Brahms actuaría como solista junto a la orquesta de Meiningen, dirigida por aquél. Von Bülow decía: “...Voy a asegurar la posteridad de Brahms. Después de Bach y Beethoven, él es el más grande, el más excelso de todos los compositores”.


IV.- UN PERÍODO DE MADUREZ : 1872-1891

En 1872, Brahms fue nombrado director de la “Singakademie der Gesellschaft der Musikfreunde” (Academia de Canto de la Sociedad de Amigos de la Música), la más prestigiosa institución musical de Viena. Hasta ahora habituado a alojarse en hoteles o en casa de sus amigos, ese año adquirió un departamento en la Karlsgasse de Viena, que sería su “primer y último domicilio fijo”, a decir de sus biógrafos.

Ejerció con aplicación y éxito sus funciones al frente de los grandes conciertos vieneses, pero dimitió del cargo de director en 1875, para dedicarse a la composición. Ya había adquirido una cierta independencia material. Los derechos de autor acrecían paulatinamente su patrimonio; sus presentaciones como concertista alcanzaban para mantener su modesto tren de vida: Brahms permaneció soltero hasta su muerte, y nunca fue amigo del lujo.

Sin embargo, su ritmo itinerante siguió siendo el mismo de antes: giras de conciertos invernales, y viajes de placer estivales. El contacto con la naturaleza favorecía su tarea de compositor. En efecto, fue durante su estadía en el lago de Stamberg, Baviera, cuando terminó en 1873 sus “Variaciones sobre un tema de Haydn” (obra con la que retoma la escritura sinfónica después de varios años). Del mismo modo, su “Sinfonía Nº 1 en do menor” la terminó en 1876 en Rügen, pequeña ciudad pesquera. Esta sinfonía fue estrenada en Karlsruhe el 4 de noviembre de 1876 con gran éxito, haciendo que Brahms fuera comparado con Beethoven (von Bülow bautizó la obra como la
“Décima sinfonía”, que Beethoven nunca había llegado a componer). Asimismo en Pörtschach, Carintia, escribió varias obras entre 1877 y 1878: la “Sinfonía Nº 2 en re Mayor op. 73”,
la “Sonata Nº 1 para violín y piano”, el “Concierto para violín en re Mayor op. 77” (estrenado por su amigo Joachim) y las dos “Rapsodias para piano”. La “Sinfonía Nº 2” fue estrenada el 30 de diciembre de 1877 por la Filarmónica de Viena, bajo la dirección de Hans Richter (1843-1916), que de allí en más sería amigo y colaborador de Brahms. El tercer movimiento de la obra se repitió a causa de la ovación. La reputación del compositor estaba ya muy extendida. A pesar de su caracter reservado, Brahms iba ganando muchos amigos en el ambiente musical. En la primavera de 1878, el músico visitó Italia por primera vez, acompañado de su amigo el cirujano Theodor Billroth. Brahms quedó encantado con Italia, regresando allí otras ocho veces.

En 1879 la Universidad de Breslau le confirió el título de “Doctor honoris causa”. Brahms agradeció el nombramiento dedicándole en 1880 su “Akademische Festouverture” ( “Obertura para un Festival Académico”, también conocida como “Obertura Académico-Festiva” ). Entre tanto, el triunfo de su “Sinfonía Nº 2” en Hamburgo, le dió la satisfacción de ser finalmente apreciado en su ciudad natal. A finales de la década de 1870, también tenía terminadas sus conocidas “Danzas húngaras”, cuya escritura había empezado en 1865.

Los años de 1880 a 1885 estuvieron marcados por su colaboración con von Bülow, que acababa de reorganizar la orquesta del duque de Sajonia-Meiningen, haciéndola una de las mejores de Alemania. Fue von Bülow quien, refiriéndose a los compositores alemanes más destacados, acuñó la expresión de las “tres B”: Bach-Beethoven-Brahms. Von Bülow difundió la música de Brahms y compartió con él la batuta en brillantes giras de concierto. De estos años datan el “Concierto para piano Nº 2 en si bemol Mayor” (1881), la “Obertura Trágica” (1881), el “Quinteto en fa menor para piano y cuerdas” (1882) y la “Sinfonía Nº 3 en fa Mayor” (1883). La “Sinfonía Nº 4 en mi menor” fue escrita durante una fructífera estadía veraniega en Mürzzuschlag, y estrenada por la orquesta de Meiningen el 25 de octubre de 1884. Pero en 1885, Brahms y von Bülow se distanciaron. Su amistad se recompuso parcialmente en 1887.

Con sus cincuenta años, siendo sumamente popular en Viena, Brahms lucía como lo representan los retratos tradicionales que llegaron hasta nosotros: larga barba, anchos hombros, contextura recia. Era un “bon vivant”, amante de la comida, la bebida, el tabaco y el café, dotado de una salud de hierro y una resistencia poco común. Deportista a su manera, se bañaba al alba en los lagos helados, cubría a pie increíbles distancias y participaba en peligrosas excusiones en las montañas. Su buen humor inalterable le generaba excelente acogida en sociedad, aunque a veces su franqueza llegara a ser grosera. Sus problemas íntimos los guardaba para sí, canalizándolos a través de la música y de la solidaridad que él mostraba a todo el mundo, en especial a los músicos principiantes (es el caso de Antonin Dvorák, quien habiendo sufrido la miseria en Praga, nunca ocultó que debía su carrera a la generosidad de Brahms).

Para la década de 1880, además del mencionado título conferido por la Universidad de Breslau, Brahms había recibido numerosas distinciones en Alemania y en el extranjero. En 1874 (además de ser elegido miembro de la Academia de Artes de Berlín), recibió junto a Richard Wagner la “Orden de Maximiliano” de manos del rey Luis II de Baviera. Si se reflexiona sobre la importancia que tenía Wagner para el soberano bávaro, esta distinción demuestra la magnitud de la reputación adquirida por Brahms a sus cuarenta años. En 1877, es “doctor honoris causa” de la Universidad de Cambridge, pero rehusó dirigirse a Inglaterra para recibir el título personalmente. En 1885 se le confirió la Cruz del Mérito de Prusia; en 1886, le nombraron Presidente Honorario de la “Wiener Tonkünstlerverein” ( “Unión Vienesa de Artistas Musicales” ). Finalmente en 1889, fue declarado Ciudadano Ilustre de Hamburgo.

Los veranos de 1886, 1887 y 1888, Brahms los pasó en el lago de Thun, su lugar de vacaciones preferido. Aquí compuso el “Doble concierto para violín, violoncello y orquesta”, las “Sonatas para violín en la Mayor y re menor”, la “Sonata Nº 2 para violoncello”, su “Trio Nº 4”, un buen número de composiciones vocales y los “Once cantos gitanos”. En 1888 viajó a Leipzig, y allí conoció a Tchaikovsky y Grieg.

Pero sus estadías en Ischl (donde pasó los veranos desde 1889), no fueron sin embargo musicalmente fecundas. De esas temporadas estivales, sólo datan su “Intermezzi” y los “Caprichos” op. 116 y 117. Esta declinación tal vez se debió a las penas y duelos que lo amargaron en los últimos años de su vida. El verano de 1891, escribió en Ischl su testamento, en forma de carta dirigida a un amigo.


V.- SUS ÚLTIMOS AÑOS:

Los últimos años de Brahms estuvieron marcados por pérdidas afectivas importantes. La personalidad del músico se había vuelto más brusca. A principios de la década de 1890 había reñido con Clara Schumann y con su amigo el Dr. Billroth (en este último caso, a causa de la música de Massenet, que Brahms detestaba). En 1892 falleció su hermana Elisa; un año después, su amiga la cantante Hermine Spies. En 1894, fallecieron von Bülow, Billroth y el musicólogo Alfred Spitta, cuya desaparición le afectó profundamente.

En 1891, Brahms conoció a Richard Mühlfeld, que tocaba el clarinete en la orquesta del duque de Sajonia-Meiningen. Entusiasmado con este instrumento, escribió para Mühlfeld el “Trio para clarinete y cuerdas en la menor op. 114”, el “Quinteto para clarinete y cuerdas en si menor op. 115”, y las “Sonatas para clarinete y piano Nos. 1 y 2, opus 120”, que serían sus últimas obras de cámara significativas, junto con sus “Cuatro canciones serias”, que fue la última obra que publicó.

En 1895 Brahms dirigió su último concierto en Viena. En mayo de 1896 falleció Clara Schumann. Brahms se dirigió de inmediato a Frankfurt, pero llegó tarde al sepelio. Allí compuso, en pocos días, las mencionadas “Cuatro canciones serias para bajo y piano op. 121” sobre textos bíblicos del “Eclesiastés”. Al mes siguiente, la salud de Brahms decayó. Tenía cáncer de hígado. Por recomendación médica, viaja a los baños termales de Karlsbad. En marzo de 1897 asiste a la primera audición vienesa de su “Sinfonía Nº 4” dirigida por Hans Richter. Los aplausos frenéticos lo conmovieron. Este concierto fue una despedida simbólica: Brahms falleció en Viena el 3 de abril de 1897.


VI.- SU OBRA

La música de Johannes Brahms fue un fenómeno único en su época, ya que no siguió las tendencias de sus coetáneos, impuestas por Liszt y Wagner. Admirador de los grandes maestros de la antigüedad (poseía una gran biblioteca de manuscritos), fue uno de los últimos representantes de la era clásico-romántica alemana. Era intransigente en cuestiones estéticas, y por ello rechazó el uso indiscriminado de nuevos efectos armónicos y cromatismos, reservándolos sólo para subrayar matices internos de sus obras. A diferencia de sus contemporáneos, sus miradas se dirigían al pasado, sin detenerse en Bach, sino remontándose incluso a los polifonistas del Renacimiento y a los orígenes medievales del Lied alemán. Paradójicamente, este factor es quizás la base de su importancia como compositor. Arnold Schönberg lo vió de esta manera, y reclamó para Brahms el título de “vanguardista”, a pesar de las controversias entre los defensores de la “música del futuro” (Wagner y Liszt ) y los defensores de las grandes formas sinfónicas heredadas del Clasicismo.

Asimismo, Brahms fue un colorista destacado. Es por ello que, a pesar del esplendor de sus sinfonías y conciertos, sus tres géneros preferidos fueron de caracter intimista: el piano, la música de cámara y el Lied. Nunca abordó el “poema sinfónico” (predilecto de sus contemporáneos), ni la ópera.



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